mar
20
2007
Refieren las crónicas que en 1994 se celebró una competencia de remo entre Japón y la Argentina. Los remeros japoneses se destacaron desde el comienzo. Llegaron a la meta una hora antes que el equipo argentino.
De regreso en la Argentina, el Comité Ejecutivo se reunió para analizar las causas de tan desconcertante e imprevisto resultado. Las conclusiones fueron:
1) En el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros.
2) En el equipo argentino había un remero y diez jefes de equipo.
La decisión pasó a la esfera de planificación estratégica, con una reestructuración que calaría en lo más profundo de la delegación.
En 1995, producida la largada de la nueva competencia, el equipo japonés volvió a adelantarse desde el comienzo. Esta vez el equipo argentino arribó a la meta dos horas más tarde. El nuevo análisis del Comité Ejecutivo arrojó los siguientes resultados:
1) En el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros.
2) En el equipo argentino, luego de los cambios introducidos por el Departamento de Planificación Estratégica, la composición era la siguiente:
* Un jefe de equipo
* Dos asistentes del jefe de equipo.
* Siete jefes de sección.
* Un remero.
La conclusión del Comité fué unánime y lapidaria:
“El remero es un incompetente”
En 1996 se le presentó una nueva oportunidad al equipo argentino. El Departamento de Nuevas Tecnologías y Negocios había puesto en marcha un plan destinado a mejorar la productividad, introduciendo novedosas modificaciones en la organización que generarían, sin lugar a dudas, incrementos substanciales de efectividad, eficiencia y eficacia.
Serían la llave del éxito, el broche de oro de un trabajo que humillaría al mismísimo Peter Drucker.
El resultado fué catastrófico.
El equipo argentino llegó tres horas más tarde que el japonés.
Las conclusiones revelaron datos escalofriantes:
1) Para desconcertar, el equipo japonés optó por la alineación tradicional: un jefe de equipo y 10 remeros.
2) El equipo argentino utilizó una novedosa formación vanguardista, integrada por:
* Un jefe de equipo
* Dos auditores de calidad total.
* Un asesor de empowerment.
* Un supervisor de downsizing.
* Un analista de procedimientos.
* Un tecnólogo.
* Un contador.
* Un jefe de sección.
* Un apuntador de tiempos.
* Un remero
Luego de varios días de agotadoras reuniones y profundo análisis, el Comité decidió castigar al remero quitándole “todos los bonos e incentivos por el fracaso alcanzado”.
En la reunión de cierre, el Comité junto con los accionistas representativos, concluyeron:
“Recurriremos a la contratación de un nuevo remero, pero a través de un contrato de outsourcing, con el objeto de no tener que lidiar con el sindicato y de no estar atado a convenios laborales anquilosados, que sin duda degradan la eficiencia y productividad de los recursos.”
De la anterior historia se desprenden cuatro moralejas:
1) No hay justicia en los juegos olímpicos.
2) Existen japoneses con mucha suerte.
3) Los argentinos no pasaban por un buen momento.
4) El remero era reactivo en lugar de ser proactivo. Era vago y no se apegó a la misión, visión, objetivos, estrategias y tácticas del sistema y por si fuera poco no supo trabajar en equipo.
Publicado por
diegoSiempre he leido la fabula, suena muy interesante y real acerca de lo que pasa por la estructuracion de una empresa, prefieres tener 5 personas que hagan el trabajo, 1 jefe que desarrolle el trabajo del gerente, 1 asistente que realice el trabajo del Gerente que el Jefe no puede realizar, porque no le alcanza el tiempo ahh y claro un Gerente que se las pasa la mitad del dia haciendo vida social con las chicas de la empresa, un poco del tiempo "filosofando" de porque no aumenta la productividad y esto conlleva a horas de "cafes" con el personal subordinado y el otro poco claro para justificar el trabajo o sea reuniones con la Gerencia General. O prefieres tener 1 Timonel y 6 remeros... Lo que nunca voy a entender es la frase "se desprende cuatro moralejas" son tan ilogicos como las decisiones del comite